Son los roquedos que adoptan colores rosados, marrones o plateados, dependiendo de la inclinación del sol, los causantes de esa hiperrealidad que desprende la playa de la Fuente de Plata. Uno ansía palpar estos granitos, no vayan a ser de pega. En el puerto de La Digue alquilan bicicletas (los vehículos de motor están prohibidos) para así llegar en 15 minutos a la reserva natural de L’Union Estate. Tras satisfacer el equivalente a 6 euros, nos sorprenderán tortugas gigantes antes de pisar arenas ornadas con palmeras que besan un océano Índico multicolor.
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