Pocas playas demandan un esfuerzo tan notable como Whitehaven, escondida en el noreste de Australia. Su visita suele formar parte de un crucero por el archipiélago de las Whitsundays, con salida desde Airlie Beach o Shute Harbour. El escenario, 80 kilómetros de la Gran Barrera de Coral, es superlativo: aguas uniformes y someras sobre sinuosos bancos de arena blanca como la cal producto de la acción de las corrientes del Pacífico. La arena, casi al completo óxido de silicio, tiene la peculiaridad de no calentarse apenas, así que se camina a gusto descalzo a pleno sol. Al ser un estuario protegido, no se permiten estancias de más de dos horas
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