26.7.13

Tragico acidente em Santiago de Compostela - El maquinista del tren frenó muy tarde




Interior de uno de los vagones del tren Alvia que descarriló cerca de Santiago de Compostela. / SALVADOR SAS (EFE)
 
 
Cuando el miércoles a las 20.41 el Alvia procedente de Madrid se acercaba a 190 kilómetros por hora a la curva maldita de A Grandeira, que se retuerce a apenas cuatro kilómetros de la estación de Santiago de Compostela, una señal advirtió al maquinista, Francisco José Garzón Amo, en su cuadro de mandos que debía reducir la velocidad a 80. Abandonaba las vías reformadas a finales de 2011 para recibir algún día al AVE y pasaba a enfilar un tramo de trazado antiguo. El conductor, tras descarrilar el tren, llamó desde su móvil al servicio de 24 horas de emergencia y soltó: “Tenía que ir a 80 y voy a 190”. En la grabación, ya aportada en la noche del miércoles al juez, la frase figura literalmente en presente aunque el accidente ya ha ocurrido. También habla de los “pobres viajeros” y expresa su deseo de que “ojalá no haya muertos”. La compañía Talgo, que tiene controles internos de velocidad en sus convoyes, confirmó ayer informalmente a las autoridades que el tren iba a “velocidad extrema”.
Así funciona el sistema ASFA.

El conductor sí aseguró, en su primera reconstrucción de los hechos, que se le activó la alerta en su cuadro de mandos y que pulsó al momento el botón que comunicaba que había recibido la advertencia de que iba por encima de la velocidad permitida. ¿Por qué entonces no frenó? ¿Por qué un ferroviario con años de experiencia afrontó el viraje del trazado a una velocidad desmesurada?

Esa incógnita la despejará la investigación sobre el accidente ferroviario más grave de los últimos 40 años en España, que ha segado la vida ya de 78 personas y herido a 130. Al cierre de esta edición, 95 pasajeros permanecían ingresados en los hospitales gallegos que se movilizaron la misma noche del siniestro, 32 de ellos en estado crítico. El instructor del caso, titular del juzgado número 3 de la capital gallega, ya ha ordenado que la policía le tome declaración como imputado en el centro hospitalario donde permanece custodiado por agentes de seguridad, lo que previsiblemente se producirá hoy. El juez no ha podido interrogarlo todavía porque ayer estuvo desbordado con el levantamiento y la identificación de las decenas de cadáveres, todos depositados en la morgue improvisaba en la noche del desastre en el pabellón municipal del Sar.

Francisco José Garzón, de 52 y natural de Monforte de Lemos, una localidad lucense de gran tradición ferroviaria, dio negativo en la prueba de alcoholemia.El magistrado ha ordenado a la policía custodiar las cajas negras, esos registros que tienen los trenes y que serán vitales para esclarecer el accidente, así como la recuperación de documentos, vídeos e informes para la instrucción del caso.


 

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