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5.8.14

Objectivo: Cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko


La nave espacial Rosetta, que partió de la Tierra hace algo más de 10 años, llega mañana a su objetivo: el cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko, un cuerpo del Sistema Solar hecho de hielo y polvo, con forma de pato de goma y de unos cuatro kilómetros de largo que está ahora mismo entre las órbitas de Júpiter y Marte, a tres veces y media la distancia entre la Tierra y el Sol. Si todo sale como está previsto, la sonda automática de la Agencia Europea del Espacio (ESA) se pondrá en órbita del cometa y lo acompañará en su viaje hacia el Sol para estudiar de cerca los cambios que sufra. El encuentro mañana será a 100 kilómetros de la superficie del 67P/Churyumov-Gerasimenko, que ha ido desvelando algunas de sus características, como la temperatura y forma, en las últimas semanas, a medida que la Rosetta, cargada de cámaras y sensores, estaba más y más cerca y frenando para acompasar su velocidad a la del cometa.
 
La temperatura media de la superficie del cometa es de unos 70 grados centígrados bajo cero. Parece muy baja, pero en realidad es demasiado alta: si fuera una capa exclusivamente de hielo limpio lo que cubre el 67P/Churyumov-Gerasimenko, los sensores de la nave Rosetta habrían medido 20 o 30 grados menos. Así que los científicos de la misión concluyen que, tal y como sospechaban por la luz que habían captado los telescopios, el cometa está cubierto por una capa de polvo oscuro, aunque con algunas zonas de hielo limpio.
“Este resultado es muy interesante dado que nos proporciona las primeras pistas sobre la composición y las propiedades físicas de la superficie del cometa”, comentó el científico Fabrizio Capaccioni, responsable del instrumento Virtis del Rosetta con el que se tomaron las medidas de temperatura entre el 13 y el 21 de julio, cuando la nave estaba aún a 14.000 y 5.000 kilómetros del objetivo, según informó la ESA a finales de la semana pasada. Entonces el cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko, a 555 millones de kilómetros del Sol (más de tres veces la distancia de la Tierra a la estrella), era solo un par de píxeles en el sensor térmico que capta la emisión infrarroja.
“El Virtis empezará enseguida a generar mapas que muestren la temperatura de rasgos concretos [del cometa]”, señala Capaccioni. Además, permitirá estudiar la variación térmica en áreas específicas para saber cómo de rápido reaccionan a la luz del Sol. Esto dará pistas sobre propiedades como la conductividad térmica, la densidad y la porosidad de la capa superficial del cometa.
El Pais - España