Probablemente una de las sensaciones más desagradables cuando viajamos en avión sean esos repentinos movimientos bruscos del aparato cuando atraviesa una zona de turbulencias, como de montaña rusa. ¿Por qué ocurren estas sacudidas tan molestas y, a veces, peligrosas? El aire se mueve de un lugar a otro de forma horizontal o laminar pero a veces se encuentra con obstáculos que hacen que este desplazamiento sea desordenado y que aparezcan perturbaciones o remolinos ocasionados por los cambios en la dirección, velocidad o temperatura de las corrientes de aire. Estos torbellinos son las turbulencias y provocan pérdidas de sustentación.
Las causas son muchas pero, básicamente, están producidas por diferentes situaciones meteorológicas. Por ejemplo, cuando el sol calienta la superficie terrestre provoca que el aire que está en contacto con ella ascienda, apareciendo corrientes convectivas que pueden afectar al aparato. Son las llamadas turbulencias térmicas y los cúmulos delatan estas corrientes ascendentes y descendentes que hay entre ellos. También el viento puede encontrarse en su trayectoria con obstáculos que hacen que desvíe su trayectoria o se ondule como una ola (montañas, edificios, irregularidades del terreno, etcétera.). Pero seguramente, la principal amenaza para un plácido vuelo son las tormentas, ya que pueden desviar un avión de su trayectoria. Aún así, no tengan miedo. Los aviones comerciales están construidos con materiales que les permiten soportar en más de un 150% la turbulencia más severa a la que la naturaleza los pueda someter.
El Pais - España
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