La moneda más valiosa del mundo tenía que haber sido destruida, desapareció
en Egipto y estuvo a punto de dejar de existir en el World Trade
Center. Mide 34 milímetros, pesa 27 gramos y tiene una alegoría de la
Libertad delante del Capitolio de Washington en una cara y un águila en la otra.
Su valor inicial era de 20 dólares, aunque se vendió en 2002 por casi 7,6
millones (5,7 millones de euros al cambio actual).
Desde esta semana está expuesta en la New-York Historical Society, que la ha
conseguido prestada de un coleccionista privado y misterioso como casi toda la
historia del metal. Un guardia de seguridad cuida la moneda de pie al lado de la
urna de cristal que la protege. Es la única pieza tan vigilada
en el relajado museo junto a Central Park que guarda reliquias de la historia de
Nueva York. "No se pueden hacer fotos. Puede que nos den permiso más adelante",
advierte el vigilante.
La moneda, conocida como "double eagle" (valía el doble de la "eagle" de 10
dólares), se acuñó en 1933 como una de las últimas en oro que nunca
llegaron a estar en circulación. En abril de ese año Franklin D.
Roosevelt suprimió el patrón oro para evitar el pánico de los bancos y el
acaparamiento de monedas en medio de la Gran Depresión. El Tesoro mandó fundir
todas las monedas menos dos, que se quedaron el museo Smithsonian y no se
consideraban monedas de curso legal. Las demás "double eagle" (cerca de medio
millón) tenían que haber sido destruidas, pero se sospecha que un empleado de la
Casa de la Moneda se quedó con diez. El servicio secreto localizó y destruyó
nueve en 1937. Una se les escapó.
Por un error o una falsificación, el Tesoro de Estados Unidos autorizó la
exportación de la moneda a Egipto, para la colección del rey
Faruq. En los años 50, cuando el monarca fue derrocado, sus posesiones salieron
a subasta, incluida la moneda. Estados Unidos se quejó y la "double eagle" se
retiró de la venta, pero tampoco entonces el Tesoro americano consiguió
recuperarla. Le perdió la pista durante cuatro décadas.
En 1996, un comerciante de monedas londinense llamado
Stephen Fenton intentó venderla por 1,6 millones de dólares
(1,2 millones de euros) en una habitación del Waldorf-Astoria de Nueva York. Sus
supuestos compradores eran agentes encubiertos del Tesoro, que le requisaron la
moneda. Fenton luchó por ella en los tribunales alegando que había sido vendida
a Egipto legalmente.
Según un acuerdo extrajudicial, el Tesoro se quedó con la moneda y reconoció
su valor legal. Es la única de 1933 que en teoría podría estar en curso y que
puede ser propiedad de un individuo. Cuando el Tesoro la subastó en 2002
el comprador tuvo que pagar, además del precio de 7,6 millones de
dólares, otros 20 dólares por su valor nominal.
El comprador en la subasta nunca ha revelado su identidad y un intermediario
de Sotheby’s sólo ha dicho que no se trata de un coleccionista de monedas, sino
de alguien fascinado por la rocambolesca historia de ésta en concreto. El
propietario la prestó a la Reserva Federal de Nueva York para que la expusiera,
pero como llevaba 10 meses guardada ahora ha decidido dejársela a la New-York
Society.
La moneda ha sobrevivido a casi un siglo de ajetreo. Hace doce años se salvó
otra vez por poco de la destrucción. Mientras seguía el proceso judicial, el
Tesoro la guardó en una caja fuerte del edificio 7 World Trade Center. Cuando
las partes llegaron a un acuerdo, a finales de enero de 2001, el Tesoro la mandó
a su depósito de lingotes en Fort Knox, Kentucky. Menos de ocho meses después el
7 World Trade Center se derrumbó junto a las Torres Gemelas.
EL MUNDO - ESPAÑA
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