13.8.14

Robin Williams - La tristeza del cómico

Quizá ahora es fácil decirlo, pero entre las mil muecas de Robin Williams había una infranqueable: la del hombre de ojos profundamente tristes. La depresión que, según todos los indicios, empujó al actor de Chicago a suicidarse en la madrugada de ayer a los 63 años en su casa de San Francisco, le acechaba desde hacía años. Williams se suma así al trágico sino de tantos cómicos: la capacidad de hacer reír a todos menos al tipo que vigila desde detrás del espejo. La velocidad mental, el ingenio, la burla y los chistes boicoteados por un tozudo espectador: uno mismo. Williams, que cargaba con la losa de una fuerte adicción al alcohol y las drogas, de las que habló abiertamente en más de una ocasión, se suma así al fatal mito de la famosa aria (Vesti La Giubba) de Ruggero Leoncavallo inmortalizada por Caruso y dedicada a la peor de las tristezas: la del payaso.

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